23/5/2023
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7 minutos de lectura
La clave para establecer hipótesis: actitud emprendedora-científica
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- Santander X Explorer
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¿Sabías que el mejor emprendedor es un científico? El método empleado por estos profesionales para demostrar una hipótesis te será útil si quieres comprobar la validez de tu idea.
Para saber si algo puede tener impacto en el mundo, primero es necesario conocer el entorno que nos rodea. Echar un vistazo a los periódicos, escuchar canciones, pódcast o leer sobre cualquier materia (son muchas las disciplinas de las que podemos aprender) no sólo nos conectará más a nuestra realidad, sino que aumentará nuestra creatividad, nos servirá de inspiración y mejorará nuestra mentalidad emprendedora. La clave es absorber, como una esponja, todo lo que nos pueda ser útil. Entre los esquemas que más aportarán a nuestro proyecto de emprendimiento está el método científico. Mediante procesos similares a los que se aplican para demostrar una hipótesis, puedes comprobar si tus ideas tendrían un impacto real, necesitarían una aproximación diferente o si sería mejor descartarlas directamente. Borrón y cuenta nueva. Esta forma de abordar la validez de un proyecto es muy útil para corroborar su posible éxito; de esta forma, se evita un gasto innecesario de energía y recursos. Para ello, el primer paso es estructurar una hipótesis. En el emprendimiento se suele utilizar este esquema:
- Creo que (descripción de la idea o prototipo)…
- para (clientes a los que te diriges)…
- logrará (resultado de llevar a cabo la idea).
Cómo comprobar la validez de la hipótesis Una vez se ha definido la hipótesis, hay que seguir una serie de pasos para comprobar si tiene validez.
Revisar la hipótesis
Comprueba que, además de plantear una solución realista a un problema que existe, dicha solución no se ha testado antes. En el ámbito científico existen publicaciones que guían a los especialistas para verificar que su hipótesis no ha sido probada. Por desgracia, en el mundo del emprendimiento no existe este tipo de literatura (y mucho menos, sobre los fracasos, ya que normalmente se habla de los casos de éxito). Para estar al día, lee todo lo posible y procura estar al tanto de las publicaciones sobre la materia que trata tu idea. Es posible que ya exista una empresa a la que se le haya ocurrido un proyecto similar al tuyo (las ideas, especialmente si resuelven necesidades reales, no suelen ser tan originales), por eso es importante hacer un estudio de mercado antes de lanzarte de cabeza a desarrollar tu startup. Confirma que tienes algo nuevo que aportar: quizá tu propuesta sea más efectiva, más inteligente o más atractiva. Aquí va otro tip para este punto: desde etapas muy tempranas de tu emprendimiento, es fundamental tener una identidad clara, una historia que contar, y definir una forma de interactuar con el mundo. Esto dejará huella y hará que tu proyecto sea memorable. Para revisar tu hipótesis y fortalecerla, es muy recomendable hacer un canvas de Propuesta de Valor y comprobar qué aporta realmente tu idea a los futuros clientes. Esto te servirá para identificar rápidamente qué necesidades tienen y cómo tu proyecto las cubrirá mejor que otras soluciones ya existentes en el mercado.
¡Al laboratorio!
Toca probar “en el laboratorio” la hipótesis que hemos definido. En nuestro caso, vamos a crear un Producto Mínimo Viable (MVP, en sus siglas en inglés) para ver cuál es la reacción de nuestros potenciales clientes. Con el fin de verificar que todo funciona, realizaremos una serie de test previos a nuestra prueba con el mercado real; esto servirá para pulir los procesos y comprobar la usabilidad de nuestro producto, especialmente si es digital. Una vez perfeccionados los pasos, lanzaremos dicho producto en un entorno controlado y, de esta forma, comprobaremos qué nivel de aceptación tiene entre el público objetivo. Normalmente, estos experimentos se realizan con una doble perspectiva:
- Cuantitativa. Probaremos la aceptación entre una audiencia controlada, por ejemplo, una muestra de 200 personas.
- Cualitativa. Veremos si el público responde bien a la idea y la acepta como válida.
Para realizar esta fase, lo ideal es establecer un período de tiempo que permita controlar el proceso y decidir si ha tenido éxito.
- Medición
El método científico se basa en medir y comprobar, así que es lógico que confiemos en las métricas y las consideremos fundamentales para saber si nuestra idea tendrá éxito (o para descubrir qué falla). En el caso de los productos digitales, dichas métricas serán KPI’S, número de descargas o interacciones. Si hablamos de productos físicos, nos fijaremos en el número de compras o de suscripciones al servicio. En este punto debemos tener en cuenta un aspecto muy importante: antes de lanzarnos a medir, es necesario establecer qué umbral de métricas consideramos un éxito y qué indicadores señalarán que debemos mejorar aspectos de nuestro producto o servicio.
Aprendizaje
Evidentemente, este proceso tiene un único objetivo: aprender. Una vez revisada la aceptación de la idea y las métricas que indican qué funciona y qué no, llega el momento de implementar los cambios para seguir mejorando el producto. Y si todo indica que nuestra idea no sirve o no tiene utilidad… no desesperes: siempre podrás utilizar lo aprendido para lanzar nuevos proyectos o aplicarlo a tu trabajo. Verás, vas a escuchar muchas veces que lo importante es el camino y que fallar es parte del triunfo. Lógicamente, a un fracaso no siempre le sigue un éxito, pero siempre tendremos un aprendizaje, unas habilidades que nos serán útiles en nuestra vida laboral y el orgullo de haberlo intentado. Foto de Trust “Tru” Katsande en Unsplash.