13/6/2023
Finanzas
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Cómo elegir la forma de financiación correcta
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- Santander X Explorer
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Tanto si estás al principio de tu camino emprendedor como si intentas hacer crecer tu negocio, ya habrás notado que conseguir dinero no es una tarea sencilla. Por suerte, hay más alternativas: te contamos cómo elegir la forma de financiación correcta para ti.
Primero, vamos a hacernos una pregunta importante: ¿por qué necesitas financiación? La respuesta parece obvia: cualquier empresa funciona con dinero, el capital es el motor de tu proyecto. Pero hay mucho más: ese respaldo económico te ayudará a despegar, a crecer y expandirte para lograr tus objetivos. Si sabes elegir la forma de financiación correcta, tu startup se consolidará y será más grande y productiva.
¿Cuánto dinero necesitas… y durante cuánto tiempo?
Comienza a echar cuentas y piensa, especialmente, en los plazos. Para ello, intenta “traducir” a números cada una de las decisiones que has planificado; así sabrás los gastos que tendrá tu empresa. Ten en cuenta, por ejemplo, estas variables:
- Gastos iniciales.
- Gastos de proveedores.
- Fecha en la que el negocio empezará a tener ingresos.
- Finalidad del dinero ganado.
- Capacidad de devolver la financiación y en qué plazos.
Ventajas y desventajas de diferentes formas de financiación
Seamos realistas: las posibilidades de financiación no abundan. En realidad, se reducen al dinero propio o ajeno (te lo presta tu familia, un banco, consigues ayudas o recurres a inversores privados). Para cualquiera de las formas elegidas, los beneficios son:
- Mejor control de tus ingresos, deudas y gastos fijos.
- Mayor capacidad de negociación comercial frente a otros competidores.
- Posibilidad de innovar constantemente.
- Acceso a servicios financieros complementarios.
Ahora bien, tenemos diferencias si hablamos del apoyo económico de inversores privados o de financiarte a ti mismo. En el primer caso, contarás con capital para tu startup y con una mayor lluvia de ideas para hacer crecer la empresa (más “socios” en el negocio podrán aportar más visiones sobre el proyecto). En contrapartida, perderás independencia, puesto que los inversores tienen voz y voto para controlar el buen uso del dinero que han otorgado. Además, si es necesario devolver el préstamo y los intereses son elevados, puedes verte en una situación comprometida para subsanar la deuda en el caso de que el negocio no vaya bien. Si te “sacas las castañas del fuego” tú mismo (es decir, usas el bootstrapping), ganas autonomía, independencia y rapidez: eres tu propio jefe y marcas las reglas. Asimismo, cuentas con una mayor seguridad y cobertura de pasivos, ya que al invertir tu propio dinero, no debes preocuparte por el riesgo que siempre supone la petición de un préstamo a otra entidad. Entre los “contras” de este método está la necesidad de tener en las manos desde el principio todo el capital necesario para garantizar la supervivencia de la empresa durante los siguientes meses. Además, en algunos casos el hecho de no contar con inversores significa no tener credibilidad. ¿Por qué? Porque ellos son quienes creen en su potencial; eso, por otra parte, se traduce en posibles oportunidades de negocio que perderás de otro modo. Y ahora… ¡a empezar tu carrera como emprendedor! Pero no olvides algo importante: una cosa es lo que quieres hacer y otra, lo que puedes permitirte. Sé realista y contempla todos los escenarios posibles, porque ¡el éxito también está en aprender del error! Foto de Kelly Sikkema en Unsplash.